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GUICHARD, Pierre et alii. Par la main des femmes: La poterie modelée du Maghreb, Lyon: Maison de l’Orient et de la Méditerranée & Musée des Confluences, 2015 (Pau Armengol Machí)
Al-Andalus Magreb, núm. 23, pp. 134-137, 2016
Universidad de Cádiz

Reseñas

Al-Andalus Magreb
Universidad de Cádiz, España
ISSN-e: 2660-7697
Periodicidad: Anual
núm. 23, 2016

Publicación: 30 Diciembre 2016

GUICHARD, Pierre et alii. Par la main des femmes: La poterie modelée du Maghreb, Lyon, Maison de l’Orient et de la Méditerranée & Musée des Confluences, 2015, 488 pp.

Recientemente, se ha publicado, bajo la tutela del historiador medievalista Pierre Guichard, el libro Par la main des femmes: La poterie modelée du Maghreb, y con textos del propio Pierre Guichard, Marie-Paule Imberti, Yves Montmessin, André Bazzana, Jean Couranjou, Armand Desbat, Marc Grodwohl, Ernest Hamel, María José Matos, Vicente Moga Romero, Mohammed Saïd, Nozha Sekik y Jorge Wagner.

Esta obra, que versa sobre la cerámica a mano realizada por las mujeres del Magreb, desde el Rif marroquí hasta los Mogods tunecinos, se centra no solo en el objeto físico, sino también en sus procesos de producción que han pervivido a lo largo de los siglos, influencias europeas, comercialización y otros aspectos a partir de diferentes piezas existentes en colecciones privadas y públicas que fueron adquiridas mediante compra entre los siglos xix y xx. También se hace uso de diversas publicaciones, además de textos que han permanecido inéditos hasta la actualidad, por lo que este volumen supone un arduo trabajo de compendio de diferentes saberes, hasta ahora muy dispersos, sobre este tipo de cerámica bereber. Se trata, por tanto, de una aproximación desde un punto de vista cultural y social, lo que conlleva que su estudio se aborde desde distintos matices, sobre todo el etnológico, pero también el histórico, arqueológico, simbólico, como objeto de arte o incluso como medio que permite cambiar la sociedad, todo ello en un soporte físico bien cuidado y con fotografías de calidad, condición indispensable en cuanto a estudios cerámicos se refiere.

La publicación se estructura en cinco partes, y en la primera de ellas, el investigador Jean Couranjou explica la confección de estas cerámicas modeladas a mano, contrastándolas con las realizadas a torno y mostrando sus funciones fundamentales, pero lo realmente importante de su contribución reside en la minuciosa descripción de los diferentes estilos regionales existentes a mediados del siglo xx, sobre todo de la zona argelina, aunque también realiza una breve mención a algunas regiones de Marruecos, haciendo hincapié en las formas, decoraciones o aplicación de barnices, y discerniendo aquellas piezas destinadas al turismo que se alejan de las tradicionales. El detalle es escrupuloso hasta el punto que permitiría a personas legas en la materia identificar piezas de procedencia desconocida.

Hay que destacar también sus conclusiones finales, en las que se plantean diferentes cuestiones a las que se intenta dar respuesta: ¿Por qué existe una unidad en este tipo de cerámicas entre regiones que se encuentran aisladas? ¿Durante cuánto tiempo se ha realizado la transmisión de estas técnicas y decoraciones? ¿Persiste en el tiempo rechazando aportes exteriores? Desde una perspectiva arqueológica, la lectura del epílogo de Jean Couranjou suscita el planteamiento de nuevos interrogantes: ¿Por qué la presencia de la cerámica a mano bereber es tan escasa o prácticamente inexistente en el registro arqueológico de los primeros siglos de al-Andalus? ¿Por su ausencia o porque no se identifican estas piezas? Dejando de lado aquellos trabajos que establecen paralelos entre supuestas cerámicas bereberes de la península ibérica y del norte de África alejadas temporalmente, ya que las comparaciones deben circunscribirse a momentos coetáneos, sí que existen algunos artículos que se ocupan sobre esta tema, como el publicado en 1999 en la revista Arqueología y Territorio Medieval “La cerámica a mano de Nakūr (ss. ix-x) producción beréber medievalˮ de Manuel Acién Almansa, Patrice Cressier, Larbi Erbati y Maurice Picon, en el que se concluye que se podría establecer una relación entre las cerámicas medievales a mano de Nakūr y las contemporáneas del sureste peninsular de los siglos viii al x. Tal y como apunta Miquel Barceló en uno de los coloquios del I Encuentro de Arqueología y Patrimonio celebrado en Salobreña en 1990, y publicado en La cerámica altomedieval en el sur de al-Andalus (edición a cargo de Antonio Malpica), para detectar dichas piezas en al-Andalus sería necesario determinar en primer lugar cuál es la cerámica existente en los siglos viii y ix en las zonas de procedencia mayoritaria de las inmigraciones bereberes, desde Tetuán hasta el peñón de Alhucemas, y la región de Constantina-Bona.

En la segunda parte de Par la main des femmes, Pierre Guichard nos ofrece un recorrido histórico por las diferentes percepciones y publicaciones que elaboraron los europeos interesados por estas cerámicas norteafricanas a partir de mediados del siglo xix: desde un artículo de 1852 del médico Aristide Verdalle hasta los estudios realizados por la Maison de l’Orient et de la Méditerranée de Lyon en las décadas de los 80 y 90 del siglo xx, pasando, entre otros, por los trabajos de Barbara L. S. Bodichon, Ernest Chantre y Lucien Bertholon, Gustave Gobert, Arnold Van Gennep, Jean Herber, Adda Ricard, Mathéa Gaudry, Marguerite Sabot-Bel, Germaine Chantréaux, Thérèse Rivière, Germaine Tillion, Hélène Balfet o Dorothee Gruner. De la anterior relación cabe reseñar el gran número de nombres de mujeres, pues en un mundo en el que la cerámica era confeccionada por el sexo femenino les resultaba más fácil que a los hombres acceder a ellas.

Esta exposición histórica del devenir de los estudios sobre la cerámica modelada se complementa en la cuarta parte con extractos literales de las publicaciones de los investigadores anteriormente mencionados, que ejemplifican de primera mano las condiciones, anécdotas y aspectos cotidianos en los que desarrollaron sus exploraciones.

De todos los anteriores trabajos habría que destacar por sus conclusiones el programa científico desarrollado en Marruecos por la Maison de l’Orient et de la Méditerranée, orientado al estudio de cerámicas tradicionales magrebíes «bereberes», en el que destaca la reflexión sobre la sucesión o coexistencia de diferentes técnicas de fabricación, refutando una evolución lineal en la que en origen la cerámica era modelada a mano por mujeres para desembocar finalmente en una producción a torno elaborada por hombres. Se rechaza de esta manera esa percepción de “progreso técnicoˮ, pues se constata la coexistencia de dos universos tecnológicos heterogéneos, de dos técnicas que no son contradictorias, en un mismo conjunto humano. Sin duda, esta deducción nada trivial se deberá tener presente en futuros trabajos, bien sean etnológicos o arqueológicos, pues no es extraño encontrar en excavaciones actuales con niveles andalusíes, en un mismo conjunto cerámico, piezas elaboradas a torno y a mano. Asimismo, otra de las cuestiones de importancia que plantea dicha investigación de la Maison de l’Orient et de la Méditerranée es el de la pervivencia de esta cerámica a lo largo del tiempo, para lo cual muestran comparaciones entre yacimientos del Marruecos medieval con la cerámica bereber actual que permiten concluir que no hay demasiada similitud entre unas y otras, aunque se destaca, no obstante, que las piezas medievales se aproximan a sus coetáneas del sur de la península ibérica. Por todo ello, no se puede hablar de una cerámica inmutable, que aunque no ha evolucionado en su técnica, sí lo ha hecho en sus formas y decoraciones.

En la tercera parte de esta obra se da cuenta de producciones actuales, como las de Sejnane, Barama y la región de Moknine El-Djem (Túnez), cerámica que ha subsistido gracias a la demanda de tipo comercial asociada al turismo, aunque este hecho ha supuesto la aparición/degeneración de nuevas formas y decoraciones cerámicas, que si bien recuerdan las tradicionales, no lo son. Se trata también en esta sección de cómo ha evolucionado el estatus de las ceramistas en relación a la sociedad tradicional debido a su especialización, o de la creación de asociaciones para la preservación y promoción de la cerámica rural femenina. Asimismo, se plantean objetivos de futuro para el estudio de estas piezas.

La cuarta parte es la más coral de todas, pues confluyen los textos de diferentes estudiosos. Pierre Guichard, como ya se ha comentado con anterioridad, presenta extractos de publicaciones antiguas que estudian las cerámicas modeladas a mano; André Bazzana alude a la importancia de los trabajos de la investigadora Adda Ricard; Vicente Moga Romero nos relata la obra etnográfica y artística del militar español Emilio Blanco Izaga; de nuevo Pierre Guichard expone diferentes casos de particulares que poseen cerámicas bereberes y las circunstancias de su adquisición, entre los que cabe destacar la colección de Claude Saïd, una de las más importantes de Francia; Ernest Hammel nos hace partícipes de su conjunto de más de 1.500 piezas de Argelia, representativa de todos los estilos formales y decorativos. Por último, en la interesante aportación de María José Matos y Jorge Wagner sobre la cerámica femenina del Rif se exponen cuestiones de relevancia, como su limitada evolución y la reducción de su producción debido a la desaparición del relevo generacional y a la aparición de recipientes con nuevos materiales. Documentan, con todo, la pervivencia de la actividad entre las tribus de los Beni Saïd y de los Beni Mezguilda, en el primer de los casos porque sus formas tradicionales continúan siendo utilizadas por la clientela marroquí y en el segundo porque su producción se encuentra destinada al turismo, si bien este hecho conlleva la aparición de una nueva cerámica, pues se imitan formas que no son propias de su territorio a las que se añaden sus motivos decorativos.

El capítulo final se corresponde con un catálogo de excelentes fotografías de piezas existentes en el Musée des Confluences de Lyon, el “Laboratoire de Céramologíe” de la Maison de l’Orient et de la Méditerranée y el Musée de la Poterie Méditerranéene de Saint-Quentin-la-Poterie, siempre con un preámbulo que relata la trayectoria histórica que originó la formación de cada colección.

Recapitulando, y volviendo a lo enunciado al inicio de esta reseña, Par la main des femmes: La poterie modelée du Maghreb es una obra fundamental para aquellos interesados o estudiosos de la cerámica modelada a mano, norteafricana, realizada por mujeres, porque reúne en un único volumen, abundantemente ilustrado, los conocimientos que sobre esta materia se han desarrollado a lo largo de dos siglos.



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