Hachetetepé. Revista científica de Educación y Comunicación
nº21, 3-14, 2020
e-ISSN:2172-7910
Doi: 10.25267/Hachetetepe.2020.i21.2
Universidad de Cádiz 3
A FAVOR DE LA NARRATIVA COMO METODOLOGÍA PARA
EL ESTUDIO DE LO SOCIAL
IN FAVOR OF NARRATIVE AS A METHODOLOGY FOR THE STUDY OF
THE SOCIAL
A FAVOR DA NARRATIVA COMO METODOLOGIA PARA O ESTUDO DO
SOCIAL
Antonio Rueda Mateos
Colegio La Salle, España
https://orcid.org/0000-0001-8351-5779
antonio.ruedamateos@gmail.com
Recibido: 29/07/2020 Revisado:13/08 /2020 Aceptado:14/08/2020 Publicado: 01/11/2020
Resumen: El artículo aquí presentado tiene el propósito de describir y dar a conocer el modo de
proceder ante una investigación cualitativa basada en lo social haciendo uso de la narrativa como
opción metodológica, la cual más allá de explorar lo meramente objetivo se sirva de la palabra
para imaginar, representar y dar sentido a la realidad. Esta metodología se preocupa por conocer
desde el interior, superando el umbral establecido por datos numéricos o estadísticos y da lugar
a un extenso trayecto de investigación. Dicho camino exploratorio queda delimitado por la voz
de alguien que, en el rol de narrador e informante, debe conocer de primera mano aquella realidad
que actúe como fundamento para el estudio y compartir generosamente su experiencia. Se trata
de la representación subjetiva de un sujeto con base en la cual, contando como pretexto con la
perspectiva anónima de quien comparte sus vocablos acerca de la temática abordada, se aspire a
alcanzar y hacer más rico el saber.
Palabras claves: Narrativa; Metodología; Experiencia; Palabra; Realidad.
Abstract: The article presented here aims to describe and publicize the way to proceed with a
qualitative research based on the social making use of narrative as a methodological option, which
-beyond merely exploring the objective- uses the word to imagine, represent and give meaning to
reality. This methodology is concerned with knowing from the inside, exceeding the threshold
established by numerical or statistical data. This exploratory path will be delimited by the voice
of someone who, in the role of narrator and informant, must know first-hand that reality that acts
as a basis for the study and generously share their experience. It's about the subjective
representation of a subject on the basis of which, using as a pretext the anonymous perspective of
those who share their words about the subject addressed, one aspires to reach and make
knowledge richer.
Keywords: Narrative; Methodology; Experience; Word; Reality.
Resumo: O artigo aqui apresentado tem como objetivo descrever e dar a conhecer o modo de
proceder perante uma pesquisa qualitativa de base social, valendo-se da narrativa como opção
metodológica, que -além de explorar o meramente objetivo- utiliza a palavra. imaginar,
representar e dar sentido à realidade. Esta metodologia preocupa-se em conhecer de dentro para
fora, ultrapassar o limiar estabelecido pelos dados numéricos ou estatísticos e origem a um
longo percurso de investigação. Este percurso exploratório será delimitado pela voz de quem, no
papel de narrador e informante, deve conhecer de perto aquela realidade que serve de base ao
estudo e partilhar generosamente a sua experiência. Trata-se da representação subjetiva de um
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sujeito em base à qual, contando como pretexto com a perspectiva anônima de quem compartilha
suas vocações sobre a temática abordada, se aspire a alcançar e fazer mais rico o saber.
Palavras-chave: Narrativa; Metodologia; Experiência; Palavra; Realidade.
Cómo citar este artículo: Rueda-Mateos, A. (2020). A favor de la narrativa como metodología
para el estudio de lo social. Hachetetepé. Revista científica en Educación y Comunicación, (21),
3-14. https://doi.org/10.25267/Hachetetepe.2020.i21.2
1. SOBRE LA NARRATIVA MANERA DE PROCEDER
Parece conveniente destacar desde el inicio la manera en que la narración adquiere
un aliciente especial en nuestra época, del mismo modo que lo hiciesen en tiempos
pasados quienes inspiraron y dieron forma a relatos sagrados como la Biblia o el Corán.
Es en esta tesitura que la investigación narrativa ha ido ganando terreno gradualmente en
cuanto a técnica cualitativa para el análisis de datos pues, como refieren Arias y Alvarado
(2015), relatar las representaciones mentales y emociones que conforman nuestras
vivencias personales ponen de manifiesto una sublime manera de asentar y cohesionar
diversos momentos y experiencias.
Así, con esta forma sutil y encantadora de revivir y dar sentido a los hechos,
quisiéramos servirnos de una metodología que no se remita únicamente al mero
trascender de la cronología y la objetividad, sino que discierna un poco más y emprenda
la búsqueda de la razón en cualquier red tanto lógica como arbitraria, intangible y
particular. El porqué de este asunto recae sobre cuestiones vinculadas a las continuas
transformaciones de tipo social y cultural que se originan a diario y que inquietan nuestro
modo de concebir el mundo, el saber e inclusive a nosotros mismos (Sparkes y Devís,
2007).
Frente a dicho cúmulo de ininterrumpidas variaciones y austera perplejidad por el
devenir de la era posmoderna, se torna esencial el prestar especial atención al cómo cada
cual se nivela, simpatiza y unifica con la realidad que vive, repleta de subjetividad e
inseguridad. Se considera por tanto la narrativa como apoyo y favor al entendimiento, la
interpretación y la comprensión de unos acontecimientos particulares que se suceden en
un ambiente determinado, “además de dotar de significado a aquella parte que estimamos
imprescindible: la voz” (Amar, 2018a, p.393).
En esta misma línea, haciendo uso de la narrativa como metodología no numérica
y fundamentada en la interpretación, se pretende sacar a relucir la intelección de distintos
sucesos relatados por la persona que se presta como informante. Ella, como confidente
de ciertas cuestiones introspectivas y con las cuales convive, utilizará su propia palabra
para transmitirnos sus pensamientos y reflexiones, su confianza ante las certezas y la
suspicacia que deriva de sus dudas, sus argumentos y hasta su mayor o menor
(des)motivación. De igual forma que describe García-Huidobro (2016), este punto de
vista abre la puerta a redimir aspectos elementales de lo tendencioso o puramente parcial,
donde se requiere de múltiples consideraciones para hacer el intento de imaginar la
representación que cada sujeto confiere a la realidad en la que se desenvuelve.
Llegados a este punto, inmersos en el desafío narrativo de desvelar lo que encubren
los vocablos y el sentir de quien nos informa, poco a poco nos desviaremos de cualquier
tendencia relativa a la cantidad mientras nos decantamos por una forma de proceder de
condición valorativa. Como enlaza Rivas (2009), los datos serán transferidos del
informante al lector previo paso por el autor bajo un matiz disímil y sugerente que
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desmonte los modos más tradicionales de observar unos hechos concretos e introducirnos
en la investigación. Así, se le otorga un sentido a la realidad que viene dado por la
hermenéutica de una subjetividad que aspira a alcanzar y hacer más rico el saber (Bolívar,
2014).
Emplear la narrativa como instrumento para la investigación se acoge a la premisa
de descubrir el equilibrio interno de quien habla, encadenando las cualidades de este con
el significado aportado a cada uno de los acontecimientos que menciona. Un acto ligado
al pensamiento y su parecer, el cual va más allá del examinar lo aparente o superficial. Es
ello lo que, de manera muy probable, al investigador la capacidad para reparar en las
palabras de una forma diferente, organizando el entendimiento y concediéndoles la
estructura o formato más acorde a lo que estas tratan de expresar.
En este entramado de nexos perpetuos entre voz y parecer, entre atención y
representación, adquiere valor aludir al escaso interés de enmascarar el relato con el que
debe contar la persona que nos transmite los hechos, pues a dicho asunto se antepone el
aplomo y seriedad concedidos a la narración, así como la madurez de un sujeto, se supone,
tan profesional como reflexivo en sí mismo. Este, en la piel de un intérprete que traduce
los conceptos internos a la exteriorización de lo acontecido, desarrolla una labor que nos
provee de lo complejo de lo real, al abrigo de múltiples opiniones y pensamientos. Aquí,
de igual forma que alega Richardson (citado por García-Huidobro, 2016), es tarea del
investigador hacer un uso de la narrativa que le ofrezca la posibilidad de exponer, detallar,
subrayar y dar visibilidad a determinadas cuestiones con el objeto de ilustrar más y mejor
algún aspecto en concreto.
Sencillamente, este artículo tiene la franca intención de preponderar el amplio
alcance y sumo provecho contraído por el método narrativo de investigación en cuanto a
técnica cualitativa para examinar, considerar e inferir diversos interrogantes vinculados a
los datos de un estudio. A ella se le une el valor de la entrevista como instrumento, el cual
sirva como pretexto para acceder al conocimiento y, a su vez, brinde a nuestro interlocutor
la libertad de manifestar todo cuanto estime y desee.
2.VIVA VOZ DE SUS PALABRAS
Situados en el marco de una actuación donde lo cualitativo se apodera de la voz
del individuo como fundamento para la investigación, afrontamos la aventura
metodológica y ética de revelar declaraciones singulares que actúen como apoyo para
descifrar la complejidad de lo social, más allá de estereotipos universales (Márquez et al.,
2017). Asimismo, en esta línea de pensamiento donde lo instintivo nos lleva a especular
e intervenir, se pretende sondear la influencia que causa en nosotros aquello que oímos
y, además, tomar posturas diversas ante la temática y cuestiones que se pretenden
investigar. El propósito es claro y viene dado por lo que expresa Rivas (2009), quien lo
define con total precisión como el hecho de “comprender mejor la sociedad en que
vivimos a partir de la actuación de cada uno y cada una de los que forman parte de ella”
(p.29).
Tal inclinación hacia el análisis y el entendimiento de cuanto corresponde a la
persona protagonista de nuestra historia, y siempre dentro del escenario en el que se
desenvuelve normalmente, hace sopesar el tremendo valer de la narración como técnica
para estudios de corte cualitativo dentro del ámbito educativo y social. Narración que
implica conocer y conduce al razonamiento, fuente del discurso promovido por preguntas
y respuestas que dan forma a la entrevista como momento para llegar al conocimiento
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(Kvale, 2011) a través del diálogo. Es dicho diálogo el que, siguiendo a Freire (citado por
Verdeja, 2018), “refiere al encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos
orientado a transformar la realidad” (p.49). Pues la palabra, en el departir de investigador
e informante, es la piedra angular sobre la que se sustenta el diseño metodológico por el
que se opta. De tal modo, reparando en lo mencionado por Vallés (2007), sería posible
decir que, gracias al esculpir de la voz de quien nos habla, vamos construyendo una
ingeniosa obra maestra llamada conversación que compone la trama conceptual y
práctica para nuestra labor de indagación.
Profundizando un poco más en el coloquio antedicho, resulta apropiado apuntar
que, ocasionalmente, ha de servirse de preguntas de carácter cerrado. Por el contrario,
estas deberían tender a la articulación y extensión desmedidas, en una dinámica donde la
tertulia permita compartir y contrastar ya no solo palabras, sino también impresiones,
sentimientos, ideas y opiniones que subyacen a todo cuanto sea dicho. De semejante
manera, dada las circunstancias en la que nos encontramos actualmente, cabría señalar
las trabas presentes en el desarrollo de una entrevista presencial, dea tú. No obstante,
siguiendo las recomendaciones sanitarias establecidas y adaptando las reuniones al
valioso contexto virtual del que disponemos, sería posible hacer uso de un extraordinario
dispensario de herramientas digitales, las cuales sirvan para reducir las distancias en
períodos de confinamiento y faciliten la comunicación de múltiples maneras, como
Whatsapp para conversaciones breves de modo rápido y directo, Google Drive para
archivar o Google Meet en el caso de reuniones/videoconferencias (Otero et al., 2020).
3. DE QUIÉN INFORMA Y SU MODO DE INFORMAR
Decir de la persona escogida para dar vida a nuestro trabajo, a la cual nos
referiremos como Niamh a modo de ejemplo para el desarrollo del presente epígrafe, que
podría tratarse de alguien rebosante de energía, emotiva al mismo tiempo y de amplia
cultura y refinamiento. Por qué no, ella podría ser maestra en ejercicio de Educación
Infantil y Primaria, así como Jefa de Estudios en un centro de enseñanza e invertir su
escaso tiempo libre en labores de madre de familia numerosa. Supongamos que es
extrovertida, sociable, natural y espontánea en la comunicación, fiel a sus principios y
que anda convencida de la posibilidad de cambiar y mejorar la educación actual.
Consideremos también su virtud para conversar y debatir sobre la temática seleccionada
como favor a sus intereses, que podrían no encontrarse alejados de las relaciones sociales,
todo lo vinculado con la maternidad y, por supuesto, la educación. Refrendando lo aludido
por Patton (1990), de esta manera nos sería posible afirmar que, sin lugar a dudas,
hablamos de quien se postula como informante más que acertada, dado su talante, su
idoneidad y su razón.
En cuanto al sobrenombre utilizado para mantener el anonimato de nuestro
protagonista, apuntar que contamos con múltiples fuentes de las cuales es posible
servirnos. Entre otras, en este caso se opta por uno que proviene del gaélico irlandés y,
en este mismo idioma, adquiere el significado de “brillante”. Dicen que, en la mitología
irlandesa, Niamh era la hija de Manannan, dios del mar. A ella, en consonancia con
ciertos rasgos que suponemos son característicos de nuestra informante, se le atribuye
una personalidad jovial, divertida y siempre vanguardista. Además, en ella sobresale el
gusto por el disfrute de los avances en cualquier sector llámese aquí educativo mientras
saca su mejor lado apartando las barreras que encuentra a su paso.
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Tras mostrar algunos aspectos representativos de quien podría tender la mano al
ejercicio de articular palabras que nos sirvan como sustento para el análisis, parece
oportuno seguir recalcando los motivos que nos llevan a elegir la narrativa como enfoque
metodológico a través del cual dar forma al estudio. Entre ellos, sobresale la cabida de tal
perspectiva para adentrarse en lo propio o privativo, lo cual, a su vez, pasa del particular
sentimiento de pertenencia al disfrute simultáneo de la información. Tanto es así que, de
igual forma, dicho modo de proceder serviría para poner de relieve ciertos detalles de una
labor diaria que se vincule con la temática abordada, posibilitando que sea percibido ese
saber genuino que cada cual constituye a partir de la experiencia (Landín y Sánchez,
2019).
A este tenor, bajo la asidua voluntad de registrar lo que es contado y, al mismo
tiempo, la personal forma que tenga nuestro informante de hacérnoslo llegar, debería
tratarse de recapacitar y relatar acerca de sus vivencias. Todo lo cual asista a nuestro
trabajo desde una doble dimensión sincrónica (período concreto) y diacrónica (progreso
y evolución) y lo dote de una trascendencia lo más sensata, premeditada y avanzada
posible de cara al futuro. Como reseña Amar (2018b):
No pretendemos demostrar, nos basta con mostrar, sabiendo que el diálogo y la
escucha activa lo invaden todo, dotando a la acción del beneficio que se apodera
del proceso, donde se rompe la dirección jerárquica por otra más participativa
inspirada en la entrevista. (p.162)
Es por ello que, en un intervalo de co-elaboración del discurso, se han de seguir
patrones propios de la ya señalada escucha activa y mantener un guion de entrevista
(semiestructurada), con la intención de recopilar diversas cuestiones vinculadas a la
temática investigada, opiniones, etc. El hecho de que el sujeto entrevistado actúe como
narrador sienta sus bases sobre la idea de situarnos frente a él y aprovechar su voz como
excusa para atender a una historia que, probablemente, merezca la pena que sea oída. Es
decir, sus frases serán mucho más que la respuesta a los interrogantes que se le plantean,
dado que no sería conveniente que existiera un trayecto claro y delimitado, sino que se
persiga el propósito investigativo de acercarnos a nuestro informante para analizar y
conocer su compleja realidad, en función de sus relatos y la observación desarrollada
durante el transcurso de la investigación.
De este delicado modo sería posible aproximarse a la persona e introducirla de
lleno en un estudio de corte narrativo que tome como materia de inspiración asuntos
relativos a la seguridad y el compromiso con lo que se hace. Aquí, tras los diversos
momentos dedicados al encuentro donde se traten contenidos relativos a lo que se
pretende examinar, interpretar y comprender, la declaración de determinadas verdades
conllevarán el empleo de la razón y el sentido común como paso previo al uso compartido
de estas con los demás para que, posteriormente, puedan ser examinadas. Una faena tan
meticulosa como comprometida, la cual entraña un alto grado de compromiso con quien
nos habla, de decencia e integridad con todo cuanto resulte del análisis, así como de
esmero con los argumentos que se puedan extraer del mismo.
Por último, podría calificarse como esencial la confianza que convendría fuese
forjada entre quienes participan de la labor investigativa y la propia tarea de indagación
en misma, lo cual se preste al hecho de facilitar la planificación, la interacción y la
relación de ambas partes (Taylor y Bogdan, 2002). De semejante manera, lo que aquí se
menciona también ha de ayudar a revelar ciertos pensamientos e intereses de investigador
e informante, culminando todo ello con el intercambio recíproco de ideas y motivando a
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la creación de una intervención afectiva en la búsqueda de una posible mejora en algún
ámbito.
4. DEL INSTRUMENTO AL DETALLE
Siguiendo a Chase (2015), el instrumento al que hemos atribuido el común
seudónimo de entrevista y que acompaña el calificativo de semiestructurada debería
procurar acceder a la información, primeramente, valiéndose del previo trato y
experiencia vivida del investigador junto a su informante. Una herramienta flexible que
parta de cuestiones ya preparadas, las cuales cuenten con la posibilidad de ajustarse a
nuestro interlocutor con la intención de acrecentar su grado de motivación, aclarar y
precisar términos e ideas, así como reconocer posibles ambigüedades o disminuir los
formalismos. Del mismo modo que señalan Abarca et al., (2013), este proceso de
recolección se sustenta sobre las bases que quedan establecidas por el intercambio
comunicativo llevado a cabo por dos o más personas. Dicha técnica requiere de ciertas
condiciones que resulten ser apropiadas y favorables para el acto de conversación, lo cual
invite a nuestro informante a compartir sus experiencias de una manera abierta y cómoda.
Más adelante, en cada sesión sería posible disponer de un modelo abierto para
llevar a cabo el estudio, basado en una serie de cuestiones de investigación poco
restringidas y lejos de respuestas únicas o predecibles, sin desaprovechar la oportunidad
de introducir preguntas espontáneas para completar la información. Estos, repletos de
cuestiones que toman la forma de preguntas abiertas y no dicotómicas, propias de estudios
cualitativos (Kvale, 2011), cuentan con la posibilidad de ser facilitados a nuestro
interlocutor en el momento previsto para cada una de las reuniones.
Mientras la recogida de datos tenga lugar a través de las anotaciones oportunas por
parte del investigador en el cuaderno de campo, las distintas conversaciones podrían ser
grabadas en archivo de audio para que posteriormente puedan ser transcritas a texto,
además de analizadas. Todo ello, preservando siempre la utilidad o conveniencia del
tópico indagado, se ve configurado por las palabras de nuestro informante como molde
que aporta sentido al método seleccionado y, en general, a la temática que nos concierne.
Una tarea desprovista de interpretación pero con cierto grado intencionado de
ambigüedad, en la cual el entrevistado imitará el papel propio de quien narra un cuento,
mientras el investigador o quien formula las preguntas pasará a ser mero asistente a un
detallado discurso, útil para su posterior y consecuente lectura en profundidad.
Parece conveniente destacar también que la narrativa, como esencia del método
aquí descrito, se convierte en una de las intenciones principales que podrían perseguirse
con el trabajo a desarrollar, siendo su integridad la que le confiera cierta “consistencia y
fiabilidad de cara a su validez científica” (Delgado-García, 2018, p.7). En cuanto al
procedimiento a seguir para dotar de validez a las entrevistas puede decirse que, en un
primer momento y tras ser diseñadas, sería interesante que fuesen valoradas por un grupo
de expertos, los cuales lleven a cabo un juicio crítico a través de ciertas aportaciones
encaminadas a la mejora de las mismas (McMillan y Schumacher, 2005). Son estos
especialistas quienes, contando con formación en la materia en cuestión, puede decirse
que conjuntamente gozan de las características esenciales que los posicionan como
técnicos dentro de los campos sobre los cuales se alce el estudio. Luego, los distintos
comentarios han de ser sopesados y, por último, efectuarse una remodelación general de
todo el guion con base en los aportes realizados.
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Por otra parte, ante un universo narrativo que incita a la interpretación, las
estrategias para afrontar el difícil quehacer de analizar y representar lo narrado
necesitarían contar con el apoyo del escaso interés por cooperar con variables de esta
índole, en ocasiones inherentes a las circunstancias o propias de la mente humana, lo cual
las hace más lícitas y honestas en mismas. Guiados unas veces por captar y otras por
expresar al pie de la letra o de la voz en nuestro caso el parecer de quien informa, al
mismo tiempo que regidos por el respeto del lenguaje y el contexto referidos, se insiste
en el intento de revivir, rememorar y encadenar sus palabras bajo el criterio de la
reflexión. Pero, en cualquier caso, lo que prevalece es la intención de concebir y compartir
los hechos que nos competen (Rivas, 2009), convirtiendo lo abstracto en entendible o
encontrando lo impreciso valores concretos.
Dicho de otro modo, este pensamiento podría quedar expresado, al igual que
refiere Amar (2020), de la siguiente manera:
La entrevista en la investigación cualitativa-narrativa se reviste de comprensión,
más que en buscar categorías. Y, es por ello, que mantendremos la tendencia a la
búsqueda de agrupaciones temáticas, […] a como iremos a destacar su
pertinente análisis de contenidos y la extracción de consideraciones inspiradas en
la atención y en la madurez, alejándonos de los apriorismos y la precipitación por
llegar a un final o a unas conclusiones generales. (p.116)
Siguiendo a este mismo autor, resulta útil mencionar que los datos podrían ser
organizados según la disposición establecida por los distintos temas que el informante
expone en su departir, adquiriendo un papel fundamental el compromiso ético del que se
dispone como matiz que determina la tarea de indagación (Wolff-Michael y Hella, 2018
citados por Amar, 2020). Indistintamente, un sinfín de conversaciones exentas de límites
espacio-temporales, a nivel formal e informal, que contribuyan a elaborar el trabajo de
investigación pretendido y moldear una relación más estrecha, cercana y sincera entre
quien investiga y es “investigado”.
En consonancia con todo esto, el conjunto de acciones desarrolladas deberían tratar
de poner en juego tanto la voz interna como externa de quien nos habla en la búsqueda
de un problema, una solución o una explicación. Es decir, teniendo muy presente el
principio investigativo del que parta el estudio y siguiendo a Moriña (2017), una serie de
actuaciones libres de prejuicios encaminadas al conocimiento y comprensión de la
realidad concreta de la informante, para lo cual nos valemos de su propia narrativa.
5. LA PLENITUD DE UN TRAYECTO (IN)FORMATIVO
En cuanto al fin pretendido con este apartado de naturaleza metodológica
entendiendo por metodología la manera en que, a menudo, se hace frente a las dificultades
y se emprende la búsqueda de posibles soluciones, o también según Rist (citado por
Taylor y Bodgan, 2002) el “modo de encarar el mundo empírico” (p.20)–, cabría destacar
que se acerca bastante al hecho de argumentar y entrar en detalles en lo referido a los
pilares sobres los cuales necesitaría sostenerse la labor de recogida de datos. Una labor
que precisaría del empleo de diversas fuentes, herramientas y procedimientos para ser
efectuada. Todo ello sobre el colchón de ciertas cuestiones como el qué y cómo se ha
llevado a cabo, además de otras como el por qué es lo que mejor se adapta a la situación
y, no menos importante, resulta ser afín y estar sujeto con el concepto de indagación en
torno al cual gire nuestro estudio.
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Otra cuestión interesante aquí es que, tratándose de un estudio de corte cualitativo,
sería conveniente mirar por el cuidado de los distintos aspectos ligados al ámbito de lo
moral. Dicho de otra manera, en el intento de aproximación al marco social en el que se
centre la problemática, deberían seleccionarse diversos principios éticos negociación,
colaboración, confidencialidad, imparcialidad y equidad (Vázquez y Angulo, 2003) que
justifiquen el compromiso existente entre la labor de indagación a llevar a cabo, la
temática en cuestión y la sociedad, con el fin de dar forma a un conocimiento plausible,
creíble y legítimo. Así, este asunto podría verse favorecido con el respaldo de una serie
de criterios que proponen autores como Angulo (1993), Kemmis y Robottom (1981) o
Simons (1987 y 1989):
Tabla 1
Principios y criterios éticos
Principio
Criterios y características éticas
Negociación
A partir del acceso al contexto y la
información hasta llegar al valor de esta,
así como el de las conclusiones.
Colaboración
Abarcando la participación de la persona
informante.
Confidencialidad
Dando en todo momento un papel
principal al respeto por la condición
anónima de la información recogida y los
procesos estipulados.
Imparcialidad
Venerando diversas representaciones y
opiniones sobre la temática abordada.
Equidad
Haciendo uso de la búsqueda de
información sola y exclusivamente como
base potencial de cara a un proceso de
mejora que no perjudique ni afecte de
manera negativa a ningún particular o
colectivo, preservando caminos para la
objeción y el debate de las conclusiones
resultantes.
Compromiso con el conocimiento
Priorizando el papel de la responsabilidad,
tanto individual como colectiva de la
investigación en sí, pretendiendo
visibilizar ciertas causas y fundamentos
que constituyen los acontecimientos y
motivos para la indagación.
Fuente. Elaboración propia
En otro orden de ideas, la selección del caso y el informante requiere estar sujeta
a la elaboración del saber desde una óptica sensata, consciente, intencionada y sistemática
de la realidad estudiada. Dicho asunto, asentado sobre la riqueza de la información y la
mayor o menor facilidad para el acceso a ella, servirá como soporte a otras cuestiones
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previas relacionadas con los pareceres e impresiones derivados de la observación y
contribuirá a que el estudio se nutra de progresiva confianza, seguridad y profundidad en
el transcurso del período dedicado al mismo.
De esta manera, en virtud de razones meramente prácticas supongamos que se
dispone de insuficiente y limitado plazo de tiempo disponible o que se encuentran ciertas
complicaciones en la aplicación, la tarea de investigación podría quedar establecida
sobre la labor de observación, la revisión bibliográfica y documental, un diario de campo,
así como la mediación a través de los ya mencionados momentos de entrevista, los cuales
contribuyan a la obtención de otra versión a favor de una heterogeneidad y mayor
aseveración de los datos empíricos que anteriormente puedan haber sido reunidos. Un
propósito orientado a recopilar información real que aspire a atender, conocer y
comprender la realidad de nuestro informante, enfocándolo en un contexto y una situación
específica.
En consonancia con todo esto, partiendo desde la realidad particular seleccionada
y teniendo como eje central el propósito general de la investigación, deberían alzarse una
serie de preguntas que adquieran el papel de guía para la recuperación de la información,
su análisis, el observar e ir más allá, además de contribuir al entendimiento e
interpretación de los motivos que provocan que algo sea de una determinada manera y no
de otra.
6. CORTOS PASOS SOBRE UN LARGO CAMINO
Bajo el pretexto de lograr un acercamiento a la realidad seleccionada, y como se
viene mencionando a lo largo de todo este artículo, se ha de utilizar el método narrativo
para recoger ciertos relatos de vivencias personales del sujeto que nos informa. Una
aproximación de tipo social en la que, al igual que apunta Bolívar (2002), el protagonista
tome como punto de partida su propia experiencia particular y, sirviéndose de la reflexión,
lleve a cabo una reconstrucción única y original de la misma, siendo esta última la
empleada por quien investiga para reflejar lo acontecido.
En este sentido, se abrirá la veda de un extenso camino orientado a lo individual,
lo privativo de quien nos habla y el exclusivo modo que él tiene de hacerlo. Una senda
plagada de pasos exploratorios y registros incesantes acerca de todo aquello que es
mencionado y podría tener valía o ser de interés para el estudio, garantizando la
delimitación y la singularidad de los sucesos más elocuentes (Flick, 2007). Es así que,
contando con esfuerzos centrados en el descubrimiento de percepciones, será posible dar
forma a un relato reflexivo y generoso, cualidades básicas de la labor a desarrollar y que,
como parte fundamental del análisis de la realidad intrapersonal e interpersonal del
informante, se originarán en él y llegarán al lector, previo paso por el autor o
investigador en nuestro caso. Y, seguramente, todo ello con el propósito de compartir
sentimientos, pensamientos, experiencias, saberes, etc., en el intento de prosperar como
personas y, no menos importante, mejorar aquello sobre lo cual estemos investigando. De
manera más concreta, viene a definirse una tarea de indagación constituida en favor de la
confrontación y la solidez de una versión inicial que persiga el fin de producir variedad y
obtener argumentos razonados gracias a la generosidad del informante.
Como señalan Martín-Alonso et al. (2019), una conversación que sea suscitada por
el deseo de búsqueda, interpretación y construcción de un sentido acerca de la experiencia
vivida y que esté forjada sobre la base de una serie de cuestiones previamente establecidas
pero, análogamente, abiertas a la improvisación. Estas, como senderos que conducen al
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nº21, 3-14, 2020
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camino establecido por una secuencia vocal que suene durante cada sesión de entrevista,
evidenciarán un aporte simultáneo y participativo en lo que al saber, reflexión y
aprendizaje bilateral del hecho narrativo se refiere, y actuarán como complemento
inmejorable a la revisión bibliográfica y documental que haya sido efectuada con
anterioridad.
Finalmente, como colofón a un recorrido desigual, a una andadura sensitiva o a
una ruta plagada de inventiva llámenlo como prefieran, de esta manera habremos
logrado recopilar un conocimiento dialogado y orientado a la búsqueda de miradas,
sonrisas, gestos, sueños, entre otras cuestiones estrechamente ligadas a la temática sobre
la que estemos trabajando. Se torna interesante resaltar cómo, guiados sobre una “nube”
de palabras, a lo largo de las distintas fases que conforman el proceso deberían sucederse
múltiples situaciones y encuentros en los que predomine la comunicación y la
colaboración con el informante, lo cual haga posible ahondar un poco más en la realidad
investigada.
Y es que el conversar con nuestro interlocutor tendría que servirnos como favor al
análisis e interpretación de una serie de datos que contribuyan a dar respuesta a las metas
del estudio previamente establecidas y arrojar ciertas conclusiones al respecto. Porque él
protagonizará la historia en la que se base nuestra investigación narrativa y de la cual nos
sea posible aprender de y con alguien realmente comprometido con su labor. Largo y
bonito pasaje que podría tener así su punto de partida y que, desde tal momento, ha de ser
emprendido con la satisfacción y el impulso de pensamientos como qué mejor que
empezar para llegar a cambiar. Un cambio que, a su vez, podría verse apoyado y
profundizado por novedosas e incipientes líneas de indagación que traten acerca de
diversas temáticas y que sean el complemento idóneo a la puerta que, con nuestro trabajo,
hayamos abierto al saber.
Estas no son más que las notas finales de los acordes que componen la melodía de
una opción metodológica considerada más que apropiada para investigaciones con
carácter socioeducativo. Estudios de indagación en y para la enseñanza en los que la
consigna ha de ser simple: hay que conocer para poder comprender. Y ello es lo que se
quisiera transmitir con estas páginas, como intento de comprensión e interpretación que
mira al futuro personal y colectivo con las gafas de la corresponsabilidad. Un futuro, hoy
incierto, pero que esperamos cuente con alicientes suficientes para redimensionar,
transformar y mejorar la realidad del presente. Un futuro que queda lejos, pero cada vez
está más cerca y sobre el cual, juntos, hemos de tomar buenas decisiones y actuar para
superar cada resquicio que nos conciba como desiguales. Un futuro en el que, confiemos,
todo saldrá bien.
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