e-ISSN:2172-7910
Doi: 10.25267/Hachetetepe.2020.i21.13
Universidad de Cádiz 108
Grado y Máster (TFG/TFM), que garantice el dominio de los conocimientos por parte del
alumnado y, a su vez, ofrezca oportunidad de mejora al ámbito de la educación.
En lo referente a su organización, cabe indicar que su estructura está divida en dos
grandes bloques: el primer bloque recibe el nombre de “El proceso de elaboración de un
TFG/TFM” y cuenta con un total de seis capítulos; y, el segundo, “Exposición, defensa y
transferencia del TFG/TFM”, con un total de tres.
Asimismo, respecto al primer bloque, es decir, a la elaboración del trabajo escrito,
los autores de los capítulos correspondientes nos muestran tanto la concepción y
valoración de la realización del TFG/TFM como las dificultades que el alumnado presenta
en cuanto a la destreza de la comprensión y expresión escrita.
El primer capítulo “Los TFG/TFM en los estudios del espacio europeo de
educación superior desde el ámbito de la formación de profesorado”, escrito por Juan
Pérez Ríos, se relaciona directamente con la importancia que se le otorga a nivel
legislativo a este tipo de trabajos y, a su vez, al valor formativo que se genera desde el
marco tanto teórico como práctico, pues se considera imprescindible para determinar la
futura práctica docente.
Continuando con el capítulo siguiente “Planificar el escrito: objetivos y tipologías
textuales”, sus autores, Hugo Heredia Ponce, Milagrosa Parrado Collantes y Paula Rivera
Jurado, nos muestran la importancia de organizar el pensamiento y las ideas que se desean
transmitir en el marco teórico, el cual sustenta y justifica tanto la parte práctica de dicho
trabajo, como la forma que tiene el estudiante de entender la enseñanza. De esta manera,
nos invitan a elaborar una lista de con los aspectos fundamentales y objetivos que se
desean alcanzar para, posteriormente, poder elaborar el discurso que se desea exponer.
En otras palabras: montar el esqueleto central en el que se va a sustentar el TFG/TFM.
Para ello, nos ofrecen una serie de pasos y recursos claves que serán de gran utilidad a la
hora de organizar y planificar el trabajo propio, pudiendo observar qué falta, qué sobra,
dónde situar cada elemento, etc.
Con relación a ello, José Antonio Fernández Sáez, en el capítulo tres “Búsqueda
de referencias bibliográficas científicas”, destaca, de la búsqueda de información, el
valor, sentido y comprensión que se le otorga a esta. Es cierto que, actualmente, existen
numerosas fuentes de información, sin embargo, resalta la importancia de valorarlas tanto
en contenido como en fiabilidad y validez. Es en este momento donde entra en juego la
capacidad crítica del alumnado desde su propia comprensión lectora y relación con lo
aprendido. En este sentido, ofrece pautas que son de gran ayuda para garantizar una
bibliografía adecuada y con gran valor: el buscador, cómo buscar (búsqueda más
avanzada), tipo de documentos, etc.
Una vez se posea la información oportuna o relevante, Rafael Jiménez Fernández
en el capítulo cuatro “Textualizar el pensamiento: organización y desarrollo de las ideas”
nos hace entender que en la mayoría de las ocasiones la información plasmada en los
trabajos muestra déficits, lo cual es debido a la expresión escrita (faltas de ortografía, de
acentuación, de puntuación, etc.) y a la organización de esta en función de la intención
comunicativa que se pretende y los destinatarios. Gracias, por tanto, a ser conocedores de
ello, dicho autor nos ofrece una serie de consejos, organizados por la tipología de errores
más comunes, con el fin de ayudar a paliarlos y mejorarlos para situaciones futuras.
Ahora bien, una vez se haya acabado el proceso de elaboración del marco teórico,
que es en este caso lo que requiere de bibliografía a causa de la información que se
consulta y se escribe, Jesús Fernández García nos recuerda y aclara, en el capítulo cinco