Ingeniería y diseño en un entorno global
La enseñanza de la Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto debe adecuarse a las necesidades de una sociedad moderna y debe considerar, como prioridad, uno de los requerimientos más trascendentes del siglo XXI: el entorno global y las nuevas formas de percepción. Es en el mundo del trabajo del siglo XXI, en el cual la única certeza será la necesidad de adaptarse y, de vez en cuando, reinventarse, donde se desarrollará la práctica profesional de los diseñadores y de los ingenieros que están realizando su etapa de formación. Un contexto en el que toman protagonismo las nuevas formas de comunicación, las nuevas oportunidades de negocio, la posibilidad de trascender al propio ámbito geográfico, la incorporación de nuevas tecnologías i nuevos materiales, la actividad en red, el trabajo multidisciplinar, los medios de difusión y comercialización internacional, y el mestizaje cultural son, entre otras, algunas de sus señas de identidad. Prepararse y conocer este amplio marco es indispensable, y aportar valor a este entorno global es una exigencia de nuestro tiempo que les permitirá estar preparados para afrontar, de igual manera, los retos que representa lo local y así generar impacto directo en nuestra sociedad.
En la innovación asociada a la generación de nuevos productos surge el reto de los objetos que son consecuencia del descubrimiento de nuevas necesidades y funciones, de nuevas utilidades. Se trata de dar forma a lo desconocido, pero evitando el extrañamiento absoluto entre estas nuevas formas y las pautas culturales del usuario. Hay que incidir en los conocimientos necesarios para generar conceptos de aplicación universal.
La interacción, la eficiencia funcional y los aspectos comunicativos de la forma son requerimientos prioritarios.
Es imprescindible el conocimiento del éxito y del fracaso, y prever la lógica evolución; se trata de conocer la historia de los productos para construir un presente con validez de futuro. Nunca como ahora ha habido un nivel de información tan exhaustivo y documentado que nos permita estudiar con detalle los conceptos, las intenciones y las realizaciones destacadas en el ámbito del diseño, tanto en lo que concierne a profesionales como a empresas, productos y servicios. Este conocimiento debe hacerse extensivo al ámbito internacional pues sólo así, se podrá actuar con solvencia para dar sentido al concepto de proximidad, que tan necesario es en nuestro presente sostenible. Aunque hoy, en el contexto de la producción industrial, encontremos estrategias comerciales que promueven la ingeniería destructiva, la obsolescencia planificada y la insatisfacción permanente, hay que considerar que en un entorno de economía circular se debe tender precisamente a lo opuesto, a la satisfacción permanente.
Se trata de proyectar productos de calidad que, sin renunciar a criterios funcionales y económicos, incorporen una teoría de dimensión global que les permita competir internacionalmente incrementando la calidad del paisaje artificial, a la vez que se consigue la duración en el tiempo y que su utilización represente una experiencia placentera.
La realidad se impone, y cuando hoy precisamos de asistencia técnica nos encontramos que los ingenieros y técnicos de relación presencial, que en el pasado fueron de tanta ayuda, son sustituidos por departamentos anónimos deslocalizados que solo atienden a través de correos electrónicos. Se han de reformular las peticiones adecuándolas a este contexto, pero considerando que las respuestas y las soluciones son de gran complejidad y que, en este entorno global, se ha terminado la época del cliente de proximidad, el fabricante no es local y el maquetista de barrio ya no es competitivo. Hoy en día, los clientes, la construcción de prototipos, el desarrollo del software, la producción y las redes de promoción están diseminados por toda la geografía. Se trata de un cóctel difícil de gestionar si no se tiende a aplicar el rigor como método. Por condicionantes de plazo, logística y economía, hay que buscar la excelencia en la definición del proyecto, y es una exigencia asegurar la información que se emite: es imprescindible interpretar la complejidad del proceso.
Hay que tener presente que, en este entorno global, la documentación del diseñador, es decir, los ficheros con representaciones, la documentación gráfica y las memorias son el contrato que vincula a diseñador/cliente/proveedores. Se debería profundizar en los protocolos de información que se generan y en las normas internacionales de representación. La claridad de la documentación que se emite debe ser incuestionable, precisa y rigurosa, y la definición de los aspectos dimensionales y constructivos, impecable. La inversión de recursos y tiempo que representa la introducción de un producto en el mercado exige al diseñador la constante búsqueda de la perfección.
A modo de conclusión, es conveniente recordar la reflexión de Tzvetan Todorov refiriéndose a la literatura: “Si hoy me pregunto por qué amo la literatura, la respuesta que de forma instantánea me viene a la cabeza es: porque ayuda a construir una sociedad mejor. La literatura amplía nuestro universo, nos invita a imaginar otras maneras de concebirlo y de organizarlo, y abre ventanas a experiencias, nos invita a entender y a imaginar”. Podemos sustituir literatura por diseño y resulta una analogía adecuada.